Ya tenemos entre nosotros el álbum de John Roberts y la verdad es que nos ha dejado sensaciones encontradas. Por un lado se trata de un disco muy bien hecho, con mil y un detalles en los que perderse, que asimila bien a la tradición y la transforma en algo nuevo, todo con una producción profunda y sobria. Demasiado quizá. Puede que se eche de menos la visceralidad de “Bodywork” o la imaginativa de “Hesitate”. Quizá es que las expectativas eran demasiado altas. Eso no quiere decir que “Glass Eights” contenga mala música, todo lo contrario, se trata un buen disco para las tardes otoñales que se avecinan., que tiene algún que otro temazo como, por ejemplo, este “August”.
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