Hay canciones que me fascinan de una manera especial. Esta es una de ellas. Incluida en la imprescindible recopilación “The Minimal Wave Tapes” (Stones Throw), cada vez que la escucho me pasa lo mismo; miro al plato, alargo la mano, cojo la aguja y la tiro un poco para atrás. Una y otra vez. No sé si será por la atmósfera, calmada pero enrarecida, o por el acento francés o por lo que sea pero la cuestión es que me flipa. Mucho.
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