El Sónar es un festival ejemplar. Pocos festivales de música tienen un concepto tan claro y una personalidad tan definida. Además, ha demostrado que se puede crecer poquito a poquito, sin perder la cabeza. De hecho, hace ya unos años, los organizadores llegaron a la conclusión que, en términos de público, el festival había tocado techo y decidieron no seguir creciendo a favor de una mayor comodidad. Sabia decisión en tiempos de voracidad. Pero si el festival ya no puede crecer mas en su ciudad natal porque no hacerlo a través del mundo? Para esto se crearon las fiestas SónarSound.
El martes pasado se celebró un SónarSound en NYC con nuestro d.a.r.y.l. como uno de los protagonistas. El lugar escogido fue el Baryshnikov Arts Center, un espacio dedicado a las artes escénicas ubicado en West Midtown. La fiesta se desarrolló en los diferentes pisos del edificio, en salas pequeñas pero con buena acústica. Prefuse 73, Dj/Rupture, Balago, Fibla + Árbol, Del Palo Soundsystem, d.a.r.y.l., Hidrogenesse y las instalaciones de Marcelí Antúnez y ReacTable conformaban un cartel bastante variopinto, que mezclaba música electrónica y arte “avanzado”; al mas puro estilo Sónar. Lo primero que nos llamó la atención fue el gran éxito de convocatoria (está claro que la marca Sónar traspasa fronteras), lo segundo que se oía mucho catalán/castellano y lo tercero que había Estrella Damm para beber, lo cual se agradece después de tanta Budweiser.
Nuestra noche empezó con Prefuse 73. Y menuda manera de empezar. Por muchos glitches que tenga su música de Scott Herren no esperaba para nada una actuación así. Su directo fue un torrente de ruido y beats abruptos mas próximos a la música industrial que a su característico (al menos hasta ahora) hip hop instrumental. No fue difícil decidir irnos a ver la demostración de la ReacTable; la mesa-instrumento inventada en la Universitat Pompeu Fabra. Se trata de una mesa translúcida sobre la que se colocan formas geométricas que, combinadas unas con otras, van generando sonidos. Su funcionamiento está basado en los sintetizadores modulares clásicos pero el modo en que se usa lo convierte en un instrumento futurista, que despertó mucha curiosidad entre los asistentes. Después de la demostración, el simpático chico que la manejaba respondió las preguntas del público e incluso dejó que todo el mundo jugueteara un poco con ella, lo que generó una cacofonía bastante espectacular. Se comenta que incluso Lou Reed estuvo dándole a los cubos; nosotros no lo vimos. A continuación llegó la hora de d.a.r.y.l. Está claro que somos imparciales pero, para mi, fue el mejor momento de la noche. Por mucho que diga el periodista del NY Times, que al parecer esperaba el embajador del hip-hop catalán (ay, estos periodicuchos que empiezan…;P), la gente vibró y bailó de lo lindo con una sesión plagada de electro-funk y hits ya conocidos en el blog como el remix de Aeroplane de Sebastien Tellier. El Sónar tiene dos caras muy diferenciadas, una experimental y otra totalmente festiva; no podía ser que solo se mostrase una. Ni que decir la ilusión que nos hizo ver a nuestro compañero partiéndola en Nueva York como Pedro por su casa. Después vino la sesión de Griffi y 2D2 acompañados por el MC Aqeel. El cambio musical fue un poco brusco (al parecer estaba previsto que pincharan B-More, Bassline y cosas mas moviditas) pero su hip-hop no decepcionó. Mucha clase. Lo siguiente que vimos fue el concierto de Balago. El proyecto de David Crespo es bastante peculiar. En sus directos, si cierras los ojos, te parece que estás escuchando el típico live con un laptop, pero los abres y te das cuenta que estás viendo a una banda con guitarras, sintes, percusiones y todo tipo de instrumentos. Pero lo importante es que su mezcla de post-rock onírco y ambient planeador causó buena impresión entre el público neoyorquino, que incluso reclamó un bis. Si antes hemos hablado de cambios bruscos el paso de Balago a Hidrogenesse fue poco menos que un shock. Si en Barcelona Genís y Carlos ya resultan inclasificables imaginaros en NY intentando explicar a la gente su versión de Guillermina Motta. Impagable. El concierto no fue el mejor que les hemos visto y no hizo justicia a grandes discos como, por ejemplo, “Bestiola”. Aun así, siempre se agradece un grupo con una personalidad tan enorme.
El balance de la noche fue más que positivo. Más allá del éxito de público, realmente fue como tener un pedacito del Sónar en Nueva York, y este era el objetivo. La lástima es no poder disfrutar del festival este año ya que el cartel es mas que apetecible con nombres como Orbital, Animal Collective, Fever Ray, Grace Jones y amigos como The Requesters y K**O. Pero bueno, no se puede tener todo.
Nuestra noche empezó con Prefuse 73. Y menuda manera de empezar. Por muchos glitches que tenga su música de Scott Herren no esperaba para nada una actuación así. Su directo fue un torrente de ruido y beats abruptos mas próximos a la música industrial que a su característico (al menos hasta ahora) hip hop instrumental. No fue difícil decidir irnos a ver la demostración de la ReacTable; la mesa-instrumento inventada en la Universitat Pompeu Fabra. Se trata de una mesa translúcida sobre la que se colocan formas geométricas que, combinadas unas con otras, van generando sonidos. Su funcionamiento está basado en los sintetizadores modulares clásicos pero el modo en que se usa lo convierte en un instrumento futurista, que despertó mucha curiosidad entre los asistentes. Después de la demostración, el simpático chico que la manejaba respondió las preguntas del público e incluso dejó que todo el mundo jugueteara un poco con ella, lo que generó una cacofonía bastante espectacular. Se comenta que incluso Lou Reed estuvo dándole a los cubos; nosotros no lo vimos. A continuación llegó la hora de d.a.r.y.l. Está claro que somos imparciales pero, para mi, fue el mejor momento de la noche. Por mucho que diga el periodista del NY Times, que al parecer esperaba el embajador del hip-hop catalán (ay, estos periodicuchos que empiezan…;P), la gente vibró y bailó de lo lindo con una sesión plagada de electro-funk y hits ya conocidos en el blog como el remix de Aeroplane de Sebastien Tellier. El Sónar tiene dos caras muy diferenciadas, una experimental y otra totalmente festiva; no podía ser que solo se mostrase una. Ni que decir la ilusión que nos hizo ver a nuestro compañero partiéndola en Nueva York como Pedro por su casa. Después vino la sesión de Griffi y 2D2 acompañados por el MC Aqeel. El cambio musical fue un poco brusco (al parecer estaba previsto que pincharan B-More, Bassline y cosas mas moviditas) pero su hip-hop no decepcionó. Mucha clase. Lo siguiente que vimos fue el concierto de Balago. El proyecto de David Crespo es bastante peculiar. En sus directos, si cierras los ojos, te parece que estás escuchando el típico live con un laptop, pero los abres y te das cuenta que estás viendo a una banda con guitarras, sintes, percusiones y todo tipo de instrumentos. Pero lo importante es que su mezcla de post-rock onírco y ambient planeador causó buena impresión entre el público neoyorquino, que incluso reclamó un bis. Si antes hemos hablado de cambios bruscos el paso de Balago a Hidrogenesse fue poco menos que un shock. Si en Barcelona Genís y Carlos ya resultan inclasificables imaginaros en NY intentando explicar a la gente su versión de Guillermina Motta. Impagable. El concierto no fue el mejor que les hemos visto y no hizo justicia a grandes discos como, por ejemplo, “Bestiola”. Aun así, siempre se agradece un grupo con una personalidad tan enorme.
El balance de la noche fue más que positivo. Más allá del éxito de público, realmente fue como tener un pedacito del Sónar en Nueva York, y este era el objetivo. La lástima es no poder disfrutar del festival este año ya que el cartel es mas que apetecible con nombres como Orbital, Animal Collective, Fever Ray, Grace Jones y amigos como The Requesters y K**O. Pero bueno, no se puede tener todo.
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